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Desde la academia y el sector productivo se realizó el pasado mes de marzo una alianza para determinar estrategias de rehabilitación de ecosistemas en las zonas de amortiguamiento del departamento del Magdalena ¿Cuáles han sido los avances en este proceso?

Estas zonas de amortiguamiento, creadas para cumplir con una de las 77 buenas prácticas agrícolas (BPA) implementadas en las fincas, consisten en un área que separa los cuerpos de agua de las plantaciones y tienen la finalidad de proteger tanto el recurso hídrico como el cultivo. Gracias a su existencia, los predios han tenido una recuperación paulatina desde 2015.

En ese proceso ha sido fundamental el desarrollo e implementación de una estrategia de recuperación (regeneración natural y/o reforestación) que aporta a la presencia y el tránsito de fauna silvestre y polinizadores naturales, que favorezca el crecimiento de coberturas naturales, aumente la biodiversidad y disminuya riesgos de pérdidas en el cultivo por desbordamientos o erosión de las orillas en los cuerpos de agua.

Estas estrategias de restauración efectivas para las zonas buffer o de amortiguamiento de 12 fincas bananeras, ubicadas en el departamento de Magdalena, que hacen parte del proyecto Producción de banano ambiental y socialmente sostenible en Colombia y Ecuador, liderado e implementado por WWF y financiado por la cadena alemana de supermercados EDEKA. Incluyen entre sus beneficiarios distintas clases de aves, peces, macroinvertebrados, mamíferos y plantas; grupos de especies que expertos de las Universidades del Atlántico y del Magdalena están estudiando a profundidad. Entre los registros más importantes se encuentran los de especies de mamíferos y aves poco comunes en la zona, como la guacharaca caribeña (Ortalis garrul), el zorro perro, (Cerdocyon thous), el tigrillo (Leopardus wiedii) y el mapache (Procyon sp).

Hoy, seis años después del establecimiento de esta estrategia, y en el marco del mismo proyecto y de la Plataforma de Custodia del Agua (PCA) de las cuencas de los ríos Frío y Sevilla, se está realizando un ejercicio de monitoreo para identificar cómo se encuentran estas zonas en términos de diversidad, cantidad y estado de las especies anteriormente nombradas.

La información que se obtenga en el mes de julio que se entregan los resultados de este monitoreo, se convertirá en el insumo para la generación de índices de biodiversidad que, a su vez, ayudarán a trazar una hoja de ruta para la rehabilitación de estos ecosistemas. “El monitoreo también nos ayudará a determinar si puede haber un equilibrio entre la actividad productiva y el ecosistema” explica Vanessa Torres, bióloga y consultora local de WWF Colombia para la Plataforma de Custodia del Agua (PCA).

Una vez consolidados los resultados, se socializarán con las comunidades (líderes y empleados de las fincas) para implementar, con su apoyo, estrategias de restauración que permitan recuperar las funciones ecosistémicas, así como encontrar un balance entre las plantaciones de banano y la biodiversidad.

“No se debe olvidar que el monitoreo permanente es clave en los procesos de restauración” dice Jeiner Castellanos, docente e investigador de la Universidad del Magdalena que dirige esta investigación.

‘’Es pronto para llegar a conclusiones, pues aún faltan tres muestreos: uno en cuenca baja y dos en cuenca media. Sin embargo, este primer ejercicio arrojó resultados preliminares que permiten que los investigadores se hagan una idea de las condiciones del ecosistema. “Un fragmento de bosque natural cuenta con la presencia de alrededor de 40 especies arbóreas, mientras que en las zonas buffer de los predios se han encontrado 10 en promedio”, Afirmó.

 

 

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